Colaboraciones


Una de las disertaciones escritas que ha tenido una mayor difusión y aceptación en el campo del derecho, y que en ocasiones es situada como la primera que sienta las bases del significado moderno del término “privacidad”, es la propuesta por Samuel D. Warren y Louis D. Brandeis en su artículo “The Right to Privacy”, publicado en 1890 en la Harvard Law Review, conocido por dar origen al famoso “The Right to be Let Alone” (traducido al castellano comúnmente como “el derecho a ser dejado solo”, “el derecho a ser dejado en paz” e inclusive “el derecho a no ser molestado”).

El ensayo de Warren y Brandeis surgió en un contexto marcado por invenciones tecnológicas, el cual representaba entonces, como sigue siendo actualmente, una seria preocupación respecto a diversas invasiones a esferas de las personas que hoy en día podríamos señalar como privadas.

La invención (entonces reciente) de la fotografía, así como de la difusión de información y publicidad mediante los periódicos impresos, empleados por la prensa en su actividad divulgativa, planteaban nuevos escenarios que podían derivar en una afectación a las personas, debido a la diseminación pública de detalles relativos a su vida privada.

Las fotografías instantáneas y la actividad periodística, como lo refieren Warren y Brandeis, habían invadido los “recintos sagrados de la vida privada y doméstica”. De esta manera, los autores plantearon que la privacidad era uno de los derechos más preciados por la sociedad, el cual se encontraba amenazado por la invasión “malvada” de los avances tecnológicos, que permitieron a los medios de comunicación llevar a la esfera pública detalles que antes eran privados.

“The Right to be Let Alone” fue concebido por sus autores como el más amplio de los derechos y el derecho más valorado por los “hombres civilizados” (sic), el cual significa grosso modo (y únicamente conforme a una interpretación posible) libertad “para” controlar activamente los asuntos privados, así como el grado en que otras personas participan en estos asuntos, sin que esto constituya una interferencia.

Es importante precisar que la expresión “The Right to be Let Alone”, comúnmente atribuida a Warren y Brandeis, fue de hecho retomada del juez Thomas Cooley, para quien, según lo manifiesta George E. Panichas (2014), la principal preocupación era el uso sin consentimiento de imágenes e información, incluyendo el daño resultante de su divulgación.

En The Right to Privacy, Warren y Brandeis refieren específicamente la existencia de un viejo principio que versa sobre la protección de la persona y la propiedad, derecho que, en opinión de ellos, debía ser definido cada cierto tiempo para determinar su naturaleza exacta, así como el alcance de su protección. Esto significa que para Warren y Brandeis, el principio de privacidad ya era parte del derecho consuetudinario y la protección del hogar, pero la nueva tecnología hizo que fuera importante reconocer explícitamente y por separado esta protección bajo el nombre de privacidad. Esta redefinición del derecho, así como el reconocimiento de nuevos derechos, era en opinión de estos autores, necesaria para satisfacer nuevas demandas de la sociedad, y se derivaba del advenimiento de diversos cambios económicos, políticos y sociales.

Según lo refieren Warren y Brandeis, en una etapa temprana de la historia de los derechos, la ley protegía a las personas únicamente en contra de interferencias de carácter físico, en defensa de la vida, la libertad y la propiedad (vi et armis); el derecho a la libertad las defendía en contra de restricciones injustificadas, en tanto que el derecho a la propiedad aseguraba la defensa de sus propiedades (“tierras y castillos”).

Posteriormente, sobrevino el reconocimiento de otros dominios y bienes intangibles. La ley extendió su ámbito de protección a la naturaleza espiritual del hombre, que incluía sus sentimientos e intelecto. Gradualmente, hubo una evolución en el reconocimiento de los derechos que protegían diversas dimensiones de las personas adquiriendo nuevos alcances; por ejemplo, el derecho a la vida adquirió una nueva dimensión, ampliándose al “derecho a disfrutar la vida”, en tanto que el derecho a la libertad aseguraba un nuevo ejercicio amplio de “libertades civiles”.

A su vez, el término propiedad se extendió hasta comprender cualquier forma de posesión tangible e intangible. Así, de la protección de bienes corpóreos o materiales surgieron derechos sobre bienes no materiales, creando nuevas dimensiones jurídicas y sentidos de propiedad. En consecuencia, se reconoció la “propiedad intangible”, la cual incluía los productos y procesos de la mente.

Warren y Brandeis no estaban interesados en proteger los productos de la mente al modo de la propiedad intelectual. Sobre este punto, Judith DeCew (2018) expresa que Warren y Brandeis no intentaron proteger en sí mismos a los productos del intelecto, sino la paz o estabilidad de la mente que está implícita en la protección de dichos valores, basándose en el principio de la “inviolabilidad de la personalidad”, el cual era parte de un derecho de “inmunidad de la personalidad”: “el derecho a la propia personalidad”. Así, la preocupación por preservar la esfera privada y la vida doméstica los llevó a concluir que la ley debía proteger la privacidad de las personas sobre el principio de una “personalidad inviolable”.

En el derecho a la inviolabilidad de la personalidad se ubica uno de los primeros enfoques en la tradición del Common law que reconocen un derecho a la privacidad enmarcado en el dominio del Tort law, una rama del derecho anglosajón dedicada a definir y remediar diversas formas de daños corporales.

En la actualidad, los desarrollos tecnológicos brindan una nueva justificación para las preocupaciones de Warren y Brandeis, al facilitar la recopilación y difusión en línea, masiva y sistemática, de la información de las personas usuarias. Como lo señala Stephanie A. Kuhlmann (2011), cuando se trata de Internet, la capacidad para invocar el derecho a ser dejado solo es problemática. Ya sea que una persona usuaria esté navegando en línea, examinando un sitio de redes sociales o comprando en una tienda en línea, las preferencias, actividades e intereses de un usuario se registran y clasifican mediante una variedad de herramientas tecnológicas, por ejemplo, a través de las denominadas “cookies”.

La formulación de la privacidad como “el derecho a ser dejado solo” ha sido criticado frecuentemente por ser una concepción “amplia” y “vaga” de la privacidad. Actualmente se le considera una concepción multifacética que fusiona diversas características prácticas e idealistas de la privacidad, incorporando diversos tipos o funciones de la privacidad.

En la tradición norteamericana del Common law, las Cortes y la doctrina todavía refieren y se esfuerzan por determinar el alcance y el significado del “derecho a ser dejado solo”, cuándo se aplica, y qué intereses particulares, sociales o gubernamentales son suficientes para superarlo. Es una definición constante que se vuelve más difícil a medida que la tecnología avanza hacia medios cada vez más generalizados y sofisticados de intrusión en la vida privada.


Reseña curricular del autor

Julio Huerta (CIPP/E, CIPM) es licenciado y maestro en derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México. Maestro en derecho por la Universidad de Notre Dame (EE. UU.) y ex becario Fulbright – García Robles para estudios de posgrado. Es abogado de protección de datos personales y privacidad, con amplia experiencia en temas relacionados con el cumplimiento de la legislación mexicana de protección de datos personales y el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea, así como en la implementación de programas de protección de datos personales con base en distintos estándares nacionales e internacionales en la materia.  


*Las ideas y opiniones difundidas en este artículo son emitidas a título personal del autor, y no están destinadas a representar puntos de vista o posturas oficiales pertenecientes a ninguna institución, entidad u organismo, de carácter público o privado.


Fuentes de consulta

Comments are closed.

Close Search Window